La certeza de que Groucho Marx está muerto -perdonen que no se levante- es la única razón que me permite descartale como el autor del discurso pronunciado ayer por el señor Puigdemont. Y lo digo porque en la surrealista intervención del molt honorable president flotaba esa frase atribuida al mejor de los marxistas: “Estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros”.
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