En febrero de 1975, con el Caudillo a punto de comprar el billete para el Valle de los Caídos, Cáceres se convirtió en protagonista inopinada de la actualidad nacional e internacional merced al excesivo celo del cabo Piris, un agente de policía local que alcanzó una inusitada fama cuando ordenó a la propietaria de una librería que retirara del escaparate una lámina con la reproducción de 'La maja desnuda' de Francisco de Goya.
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