Sorpresa mayúscula la que se llevó ayer la sevillana Clara Grima, de 52 años, al acudir al restaurante El Braserío para celebrar un encuentro con sus antiguos compañeros del colegio. Aunque la mujer pidió una pizza carbonara, el camarero le sirvió un plato de judías con patata hervida con un aspecto lamentable, según atestigua la afectada, que protestó diciendo que ella no había pedido aquello.
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