Era ahora o nunca. Lo sabía Miguel Ángel Rodríguez, periodista y exasesor de José María Aznar, mientras preparaba las armas de su jefa, Isabel Díaz Ayuso, a quien Génova venía ninguneando desde que ganó en Madrid con 1,6 millones de votos. El sumo secretario del PP, Teodoro García Egea, ingeniero de telecomunicaciones, no los vio venir. Se creyó que quien manda, manda, y tiene derecho a todo, incluso a espiar y doblegar a la triunfadora. Pablo Casado, demostrando su falta de liderazgo, le dejó hacer.