Una cámara de seguridad graba cómo un sicario identifica a su objetivo en un cibercafé y, mientras la víctima está distraída navegando por Internet con los cascos puestos, apunta a su nuca con la pistola y aprieta el gatillo, pero el arma está encasquillada, para fortuna de su objetivo. El asesino, viendo que la pistola no disparaba, salió del ciber, sin que nadie de los presentes se percatara del intento de asesinato, para arreglar su pistola y volver un minuto después y acabar con la vida de su objetivo. Sucedió en Brasil esta semana.