Este es el momento de la verdad, el de la prueba del algodón: el de apostar por una UE real u olvidarse del asunto. Hasta ahora, cuando la Unión no era más que un mecanismo cómodo de generación de ingresos para las élites, todo marchaba. Pero las cosas han cambiado, y esa tranquilidad de espíritu reinante está desvaneciéndose. Si en lugar de avanzar en la dirección correcta, nos hablan de rusos, de pasiones y de populismos, todas las opciones en contra de la UE se dispararán, lógicamente y con razón.
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