Nada dura para siempre. Los vientos favorables que han empujado la economía en los últimos años se agotan. La subida del petróleo y de los tipos de interés y la saturación del mercado turístico, entre otros factores, pueden lastrar el crecimiento. Hasta aquí la mala noticia. Hay otra buena: la transición energética tomará el relevo de alguno de esos vientos de cola, debilitados, para atraer hasta 100.000 millones de euros de inversión y crear 132.000 empleos de calidad hasta 2030.
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