Sólo Dinamarca apostó por animar a la Comisión Europea a no desviarse un milímetro de los objetivos de emisiones marcados por Euro6 para óxidos de nitrógeno. España, Italia y Francia pedían factores de corrección de hasta el 300%, para permitir triplicar la tasa de emisiones legales, explicando que, de otra manera, el esfuerzo tecnológico y económico sería tal que las compañías automovilísticas sufrirían, y por ende, lo haría la industria.