Bosques ardiendo tan a conciencia como en los 80. Administraciones públicas tan en bancarrota como en el reinado de Felipe IV. Jóvenes yéndose por los mundos a ganarse el pan. Señores bramando consignas reaccionarias como hace unos años sólo se oían en entrañables antros de simpatizantes del anterior jefe del Estado del tipo bar Víctor, y ahora haciéndolo no desde un reducto mediático, sino desde la práctica totalidad de los medios. Ante todo esto, uno no puede menos que sospechar que una buena mañana, mejor, una mala mañana,se ha despertado..