Los que estamos fuera somos cerca de dos millones. Podríamos decantar el resultado si el exterior fuera una circunscripción única y todos tuviéramos la paciencia, la determinación, la salud, el tiempo y el dinero que supone votar cuando eres emigrante. En la última convocatoria electoral, la participación de los ausentes no llegó al 2%. Yo creí que eran todos una banda de despolitizados, pero resulta que no, que son abstencionistas por obligación. Me explico. El suplicio comienza con la inscripción en el Consulado correspondiente como español..