En la mañana de ayer, los tertulianos de la radio pública de este país se mofaban de no haber comprendido ni una palabra de lo que decía un físico que, unos minutos antes, había intentado explicar el hallazgo. “¿Alguien ha entendido algo? Mejor hablamos de Crimea, ¿no?”, reían. El problema de este país no es la ignorancia, ni la falta de cultura científica; es que hagamos alarde de ambas. No conozco ningún científico que se jacte de no haber ido a un museo, de no haber visto una película o de no haber leído a Shakespeare. Pero es alarmante...