Desde hace muchos años hay dos factores de virulencia que los virus no guardan escondidos entre sus genes: los aviones y la estupidez humana. De las dos cosas, parece, nos sobra en España. Y parece que también dinero. Y tenemos tanto de las tres cosas como para cerrar toda una planta de un hospital no preparado del todo y fletar un avión para traer a un señor (que roza el límite-de-edad-permitido-en-esta-vida) contaminado con uno de los virus más peligrosos del planeta. Que esto es España, joder. Aquí en política no se piensa, se actúa.