Había un viejo anuncio de colonia cuyo eslogan decía: “Vuelve el hombre”. Lo que venía a significar, supongo, que te echabas unas gotas encima y de inmediato te empezaban a crecer pelos en el pecho, los hombros, la espalda y el cerebro. Con una búsqueda rápida por internet pude comprobar que la idea de los publicitarios no era exactamente ésa: lo que ocurría era que, apenas el velludo maromo abría el bote de colonia, una rubia estupenda venía corriendo montada en un deportivo y dispuesta a cepillárselo.