Se ha optado por el adoctrinamiento de brocha gorda. Un tamaño de pincel que sin duda variará dependiendo del espectador y su capacidad crítica, pero que está enfocado y dirigido, notablemente, a expresar la siguiente idea: Aunque el mundo en el que vivamos esté lleno de fallos y desigualdades, de corrupción y problemas, los ciudadanos nunca deben iniciar una revolución. Esta sólo conducirá a la tiranía y al caos. Es más, los trabajadores son incapaces de gestionar nada sin la élites que los dominan, el statu quo, por injusto que sea...