Ricky Rubio (El Masnou, 1990) vuelve a sonreír. Desde que decidió quedarse en el Joventut (al menos eso dice), se parece al niño que aterrizó en 2008 en la ÑBA. Intenta aislarse de la tormenta mientras prepara el camino hacia el oro. No quiere más polémicas con su Penya. Si le venden, bien y si no, también. Ni ahora ni en 2010, en dos años se va a la NBA, anuncia.