Japón ha ejecutado a dos reos condenados a la pena capital, cuando se cumple precisamente un año desde la última ejecución en el país asiático. Junto con EEUU, Japón es la única nación industrializada que mantiene la pena de muerte, que se aplica rodeada de secretismo, sin aviso previo a los condenados, sin testigos y en la horca. Los ejecutados son Kazuo Shinozawa, acusado de asesinato múltiple en el año 2000, y Hidenori Ogata, implicado en un doble asesinato en 2003, según el Ministerio japonés de Justicia.