Ser ladrón de bancos debe ser una tarea tremendamente complicada. Tener un plan y estar atento y disfrazado son sólo partes de un trabajo bien hecho; un carácter templado, sin embargo, debiera ser excluyente. Si no, alcanza con examinar el caso del maleante que –el pasado 22 de octubre– ingresó a la entidad bancaria Halifax de Cheapside, Londres, y exigió 700 mil libras a uno de los empleados de la sucursal. Vistiendo sombrero y anteojos de sol, el “enmascarado” hizo su demanda pero, a la hora de pasar la bolsa donde recaudaría el dinero, los n