En el Estado, sin embargo, la rabia ante tanta soberbia de las élites puede ser aprovechada por elementos neofascistas. Como dice el refrán, aunque la mona se vista de magenta, rosa se queda. O algo así. Cada vez más, se escuchan discursos contra los «politicastros» que, sin hacer mención a las élites económicas y a un sistema capitalista injusto, recuerdan peligrosamente a los carteles joseantonianos de hace casi un siglo. La antipolítica dialéctica lleva al amanecer dorado... o al rosáceo.