La historia se repite. Particulares que quieren comprar una casa invierten su dinero en un proyecto de vivienda cooperativa. Al cabo de unos años, sin haber terminado o incluso empezado las obras, la cooperativa quiebra y todo el mundo pierde el dinero invertido. El único beneficiado, apuntan los afectados, es siempre la misma persona: Juli Carbó y su equipo, que han cobrado por adelantado decenas de miles de euros por la gestión de un proyecto cooperativo que en diversas ocasiones se ha acabado yendo a pique.