Ante su declaración en la Audiencia Nacional, Rajoy había preparado dos escondites. Uno, la fecha; el otro, el procedimiento. La fecha, 26 de julio, camuflada entre los preparativos de las gran desbandada de las vacaciones. Y el procedimiento, el plasma, un formato casi irreal, virtual, cuya principal ventaja es que desde el no parece que uno esté dando explicaciones, sino más bien que se pronuncia, que hace saber. Que hace saber para empezar que está muy ocupado y que no tiene tiempo que perder con chuminadas, así que abrevie señoría.