Un día de 1954, sin duda fue un día ajetreado y bochornoso en el aeropuerto de Tokio, los pasajeros que acababan de llegar de un vuelo caminaban rumbo a las aduanas, donde los esperaban los agentes de aduanas para revisar sus pasaportes y que todo estuviera correctamente. Amedida que avanzaba la cola de pasajeros le llego el turno a un pasajero, un misterioso hombre alto que sobresalia de todos los demás. El hombre presento al agente de aduana un auténtico pasaporte europeo donde el provenia de un país llamado Taured o Torda, a demás el lle