Lo dicen los números: el superordenador Tianhe-1, con 2,5 petaflops por segundo, es el más rápido del mundo, según el ranking Top-500. La noticia cobra más valor por lo simbólico que por lo efectivo. Con este superordenador desbanca a Estados Unidos, el gran dominador de la velocidad computacional de prácticamente todos los tiempos. El cambio de posición, por pura lógica tecnológica, no es más que una anécdota. Lo que ya no lo es, es que sea China quien pase a ocuparla.