Entre 1936 y 1939, un grupo de hombres de la cultura española, dirigidos por el valenciano Josep Renau, a la sazón director general de Bellas Artes, y comandados entre otros por el pintor Timoteo Pérez Rubio, marido de Rosa Chacel, se encargaron de preservar las obras de arte españoles con algunas actuaciones tan espectaculares como el mencionado traslado de los cuadros de El Prado desde Madrid a Suiza.