"Yo ya he cruzado mi ADN con el de un chico de 22 años, pero no era mi hijo", explica Gloria Ferrer, que perdió a su hijo hace 22 años al nacer y nunca ha podido encontrar sus restos. Un chico con dudas sobre su origen puso en Google "niños robados 1989", su año de nacimiento, "y dio conmigo, porque muchos estamos en todas las listas, en varias webs, y en nuestra propia base de datos, con un laboratorio privado que colabora con las asociaciones. Él me buscó por Facebook y me encontró".