Os diré algo: en estos momentos estoy muy cerca de tenerlo todo. Creo que lo tengo casi todo. Tengo un trabajo que me hace feliz, un piso en el que me encanta perder las horas, unos amigos variopintos, estrafalarios, moderados o escandalosos, pero todos increíbles y, para tranquilidad de mi abuela, también tengo “una salud de hierro”. Pero lo mejor es que tengo una relación maravillosa, intensa, respetuosa, cómplice y sana con una persona que es la hostia: conmigo misma.