En días recientes, las aguas normalmente azules del Bósforo, el estrecho que separa a Europa de Asia, sorprendieron a los habitantes de Estambul por su intensa coloración turquesa. Alarmados, muchos residentes de esta ciudad turca expresaron su temor en las redes sociales, donde se preguntaban si el fenómeno podría deberse a la contaminación. Algunos incluso lo vincularon a un terremoto que sacudió la región el lunes.