Los actos religiosos que los romanos realizaban en lugares sagrados o locus sacer se denominaban sacra. Si eran realizados por individuos o cabezas de familia en honor a los dioses domésticos, o bien por un sacerdote en nombre de la familia, se llamaban sacra privata, mientras que los sacra publica, sufragados con dinero público, corrían a cargo de sacerdotes populi romani, o de ciertas sociedades llamadas sodalitates a las que el Estado encargaba venerar a determinadas divinidades.