Lo llaman la paradoja africana y constituye uno de los grandes enigmas de la pandemia. A pesar de sus precarios sistemas de salud, casi cualquier ciudad del continente, dejando a un lado las de los países del norte, ha combatido mejor el virus que Barcelona o Madrid. Desde el comienzo de la emergencia sanitaria, los índices oficiales de contagios, hospitalizaciones y muertes han sido mucho menores que en Europa, un fenómeno que divide a los especialistas.