Un grupo de científicos holandeses, pertenecientes a la University of Twente, han querido utilizar las posibilidades que brinda la nanotecnología para crear un pequeño coche a partir de un puñado de átomos, capaz de desplazarse por una improvisada carretera de metal gracias a breves impulsos eléctricos. El coche en cuestión es una molécula, diseñada a medida con cuatro “extensiones” que hacen las veces de “neumáticos”, y que solo puede funcionar a temperaturas extremadamente bajas, muy cerca del cero absoluto.