Fatigada, cansada, absorta, distraída y, seguramente, harta. Se llama Suzon y no era una modelo de Manet, sino realmente una camarera del bar. Ojo, no quiere decir que luego no posara para él en el taller. Recordemos que Manet ya estaba preocupantemente enfermo para aquellos años y le costaba pintar más que antes. Con esta obra culminaría su mejor etapa impresionista.