Las atrocidades capilares son como el eterno retorno de Nietzsche, siempre están ahí, siempre están volviendo, forman parte del paisaje. Mires donde mires, siempre verás cabezas decoradas con pelambre que merecerían un esquilado a fondo, como si fueran ovejas lanares bien ternescas: la moda de teñirse el pelo de azul a mechas merece escarnio público, las tres tiras imitando el logo de Adidas de Cristiano Ronaldo en la base del cuello son motivo de guillotina, y hay ciertos flequillos que merecerían años de cárcel. Pero sobre el pelo hay una cer