El reo, que fue durante 15 años conserje del colegio religioso de un municipio de València, aprovechó la situación vulnerable de la niña para abusar de ella durante año y medio. Muchos años más tarde, cuando la víctima tenía ya 19 años, se cruzó por casualidad en la calle con el pederasta, que se bajó del coche que conducía, la saludó y propuso llevarla en el vehículo. Ella se negó y él, además de tratar de averiguar su dirección y teléfono, la conminó, cogiéndola del brazo, a ir con él. La chica decidió en ese momento denunciarle.