Llama la atención que los gremios profesionales, agrupaciones sociales y colectivos ciudadanos de un Estado constitucionalmente aconfesional, tengan santos patrones, Vírgenes patronales o Cristos apadrinadores que los protejan con escasa protección, propuestos en el calendario litúrgico-laboral por la iglesia católica. Esto es algo que tiene mucho que ver con la España de sacristía, porque no hay grupo que se precie que no tenga su santo patrón, desde las jóvenes casaderas que solicitan la ayuda a San Antonio de Padua y Santa Catalina de...