Primero llevan las armas a los conflictos bélicos y luego la ayuda para paliar sus consecuencias. Están identificadas, compañías aéreas de carga que no dudan en traficar ilegalmente con armas (y diamantes, cocaína o coltán, uno de los minerales indispensables para la producción de teléfonos móviles u ordenadores y que se extrae sobre todo de la convulsa República Democrática del Congo). Lo irónico —nauseabundo— es que sean usadas, posteriormente, por las agencias de las Naciones Unidas, por la Unión Europea, la OTAN y diversas ONG...