Aprovecha rincones descuidados, paredes desconchadas, cabinas de teléfono siempre vacías por la riada tecnológica de los móviles. Las figuras humanas del artista urbano Gonzalo Borondo (Segovia, 1989) podrían estar en un bloc de dibujo, son figurativas y de trazos sencillos, como ejercicios del estudiante que es. Aguardan con paciencia a que el espectador las descubra en el paisaje de la ciudad. Los personajes tienen una actitud fantasmal, un lenguaje corporal de hombros caídos y la mirada apagada: la mujer que se lava las manos con el hilo...