Ahora que por fin soy rico, estoy muriéndome. Y no me sirve de consuelo que me digan que todos estamos muriéndonos desde que nacemos. Necedades, yo estoy muriéndome desde que el doctor Almenara me dijo que tengo un tumor en el cerebro que es inoperable. Es una suerte que sea inoperable. Si me hubiera dicho que era operable, tampoco me habría operado. Siempre pensé: cuando me digan que tengo cáncer, me dejaré morir sin hacerme una maldita radiación, una maldita quimioterapia, y ahora ha llegado el momento de ser valiente y morir con estilo.