Charle Hebdo es la irreverencia y es la libertad que se han tardado siglos en disfrutar como derechos. Porque Charlie Hebdo no es sólo el hacer, es el poder hacer; no sólo es el reírse, sino el poder reírse: porque Charlie Hebdo, visto así, es una forma de poder, un poder sin mando ni policías, pero un poder inasible, escurridizo, incontrolable, que es el poder de la sátira, del humor y, por tanto, de la inteligencia. Ese poder fue al que atacaron ayer y es el que hay que defender para no acabar sometidos a las tinieblas, me cago en Dios.