Los hechos probados de la sentencia relatan que el entrenador, Eduard López Escuté, se aprovechó de su cargo y de la confianza que le tenían los menores para que aceptaran, y sus padres aprobaran, la invitación de ir a su casa que "les reiteraba después de cada entrenamiento o partido, supuestamente para jugar con la Play Station o para ver alguna película". Cuando iban, le decía a uno de los menores que fuera con él a su habitación, les decía que era para darles un masaje en las piernas y abusaba de ellos.