Es ridículo negar que en España sople un viento de cambio. En los últimos años han pasado demasiadas cosas, no pocas terribles, como para que la ciudadanía no reaccione.Y no sólo porque haya aparecido Podemos y Ciudadanos. Sino también porque entre los seguidores de los partidos tradicionales, grandes y pequeños, hay gran inquietud, enfado, si no alarma. Además, todos y cada uno de esos partidos están hechos unos zorros. El retraso de Rajoy a la hora de anunciar sus candidatos es, sobre todo porque el líder no controla sus huestes.