La vida de este vecino de Narón, Roger Serafín Rodríguez, gran aficionado a la caza, ha dado un vuelco desde que el martes lo detuvieron en su puesto de trabajo, en los astilleros de Ferrol, a media mañana. Horas después, en el registro de su casa de Narón se mostró sereno y tranquilo, pero dos noches en los calabozos, largos interrogatorios y el registro de su coche han hecho mella en su ánimo. La abogada de oficio que hasta ahora llevaba el caso acaba de renunciar al mismo.