«El bulevar ya no es lo que era, los inmigrantes se han hecho con él. Por allí paseábamos tranquilamente y ahora nos sentimos extraños en nuestro propio pueblo, en nuestra ciudad», lamenta Fina. Nos cuenta que en breve serán las fiestas del pueblo, San Marcos, «y si bajas a la calle allí solo verás a inmigrantes, los de aquí ya ni salimos», apunta. «Lo más problemático es que las mujeres ya no nos atrevemos a ir solas por la noche por la calle. Una cosa es que los obreros te lancen piropos, otra que te sientas amenazada, acosada.»