“Queremos una educación de calidad, nuestras clases están cada vez más masificadas”, dice Emmanuelle Monteiro dos Santos, de 19 años, que estudia administración en la escuela Brasílio Vicente de Castro en Curitiba, capital de Paraná. En esa ciudad, casi todas las escuelas fueron desocupadas por orden judicial durante la pasada semana. Actualmente, los estudiantes de secundaria de Brasil se muestran hartos de la precarización de una educación pública ya de por sí deficiente. Son ahora mismo la voz crítica más ruidosa al gobierno de Míchel Temer.