Larráinzar acreditó que la joven, pese a sus alabadas cualidades como cerebrito, no estudió la oposición primero, porque cuando se llevaba bien con Isabel Carrasco, Triana decía: «Esa plaza no hay quien me la quite», y, una vez que cayó en desgracia, «porque no voy a aprobar». Fue a partir del verano del 2010 cuando «ya no contaban con ella», aclaró.