Convocar votaciones generales, europeas, y autonómicas en una sola fecha hubiera, sin duda, ahorrado dinero al súbdito contribuyente, pero como la casta política, por su propia esencia estatal, es enemiga y abusadora de la sociedad civil, convoca en dos fechas distintas para que los partidos puedan gastar el 100% del máximo establecido por la Ley para esa campaña, y, un mes después, puedan usar el 100% del gasto máximo fijado para esa segunda fiesta de la pseudodemocracia.