Probé las bolas chinas, pero mi vagina no estuvo de acuerdo, Me duele sólo de recordar lo que pasó.Sin inmutarme, trate de meterlas de nuevo mientras estaba acostada. Subí las caderas hacia el techo y les di una buena sacudida –con suerte si las movía más arriba, no se iban a salir. Me paré, asegurándome de contraer los músculos, después de todo, ¿ese era el reto no? después de un minuto de apretar seriamente –y de verdad digo seriamente, me di cuenta que me iba a ser imposible caminar, mucho menos pasar toda la noche apretando tanto la vagina.