Cuando escucho una noticia como la de la pantera negra de Ventas de Huelma, soy consciente de que dará que hablar en función de los protagonistas y de que sus testimonios sean más o menos exagerados, que no atacará a ningún vecino y que al final acabaremos sustituyéndola por otra que le tome el testigo. Estamos en la era del espectáculo global y las noticias no quedan al margen de ello: cuanto más surrealistas sean, más ingredientes para atrapar al espectador curioso, al incrédulo, al prepotente y al ocioso.