La negociación para reducir la jornada laboral de 40 horas semanales a 38,5 horas va al ralentí. Desde principios de año, más allá de palabras y buenas intenciones sobre la mesa "no se ha puesto ni un solo documento", aseguran fuentes sindicales a la SER, solo palabras, únicamente "fantasía" en boca de algunos de los que este lunes se vuelven a sentar en la mesa. El Gobierno y los agentes sociales trataron este asunto por primera vez en enero y en estos meses, todo hay que decirlo, se han colado otros asuntos.