Participo en varios chats y grupos de mujeres. Algunos son de carácter profesional, otros de amigas, grupos varios definidos según afinidades. No todos se declaran feministas. Tampoco hace falta. Desde este pasado viernes se han llenado de relatos. De pronto, una a una, allí dentro, en esos espacios seguros de mujeres con mujeres, han empezado a contar sus vivencias atroces con hombres cuyos nombres son bien conocidos por la población.