La jugada parecía redonda, un éxito para los intereses de Génova, pero aún quedaba una china en el zapato de Rajoy que, a imagen y semejanza de cierta lideresa madrileña, decidía no resignarse a otro congreso a la búlgara en el Partido Popular. Montserrat Nebrera, así se llama la temeraria disidente del marianismo que ha llevado a la práctica lo que Esperanza Aguirre va tejiendo en la sombra, ha conseguido que su desplante a la línea oficial del partido haya funcionado bastante bien, pues se ha convertido en la "vencedora moral" del congreso.