Si al principio ni siquiera te atreves a poner el motor en marcha, empieza por sentarte en el coche y dedicar unos minutos a habituarte el estar dentro de él. Regular el asiento…, los espejos…, ponerte el cinturón…, sujetar el volante e incluso simular el cambio de marchas. Piensa que la conducción no se olvida. Lo primero de todo es que te hayas interesado por querer perder el miedo.